domingo, 4 de noviembre de 2012

Se te parte el alma...

Pues si, cualquier cosa que le pase a nuestros peques es como si nos estuvieran partiendo algo en lo más profundo de nuestro ser. A algunos les pareceré exagerada, pero muchas mamis y papis entenderán de que les hablo.

El viernes pasado Pablo, mi hijo de 2 años y medio, de estar tan normal y contento empezó a decir que le dolía la barriga, "mamá dole la barriga", bueno, cualquier cosita podía ser, se fue con su papá de paseo y a los diez minutos volvió llorando, un llanto desgarrador, "mamá dole barriga, al médico" me decía. 

Mi reacción, a urgencias ¡¡pero ya!!, y ese llanto se me empezó a clavar. Cuando llegamos al hospital, Pablo seguía llorando de la misma forma. Nos pasan a clasificación rápidamente y de ahí nos dan prioridad alta para que nos atienda el médico. A la enfermera le impresiono el llanto. Y yo ya no pude más, lo tenía en brazos, lo tranquilizaba, pero mis lágrimas ya no aguantaron más...y yo se que nosotros, las mamás y los papás, somos sus pilares, tenemos que estar fuerte en momentos así, que si su pilar se derrumba, ¿dónde se apoyan ellos?. Pero fue inevitable...

El médico lo vió y rápidamente le mando analítica completa, 4 botecitos de sangre, dejarle una vía puesta, por lo que pueda pasar y eco y rayos de urgencia para descartar cosas quirurjicas. Y Pablo no paraba de llorar, y su mami tampoco....

Lo peor fue cuando se lo llevaron a la eco, se fue con su papá, porque como yo estoy embarazada no podía pasar a la zona de rayos X, y lo escuchaba llorar desde el final del pasillo... al menos estuvieron media hora con el, y a mi se me hizo eterna...

Por suerte, en la eco se vió que lo único que tenía Pablo eran ¡¡gases atravesados!!. Y se ve que en la eco le removieron bien la barriga y quizás se pudo tirar el peo que tenia clavado, porque ya salió más tranquilito. Alli nos dejaron en observación un par de horitas, pero el ya estaba bien. Siguió con sus peos, muy pestosos por cierto, pero su actitud cambió por completo, jugando como si no le hubiera pasado nada. La pediatra nos comentó que los gases así duelen como si te estuvieran clavando puñales.

También tuvimos suerte por el trato de los médicos y enfermeras y enfermeros del Hospital de Guadix, que es donde estuvimos, que nos atendieron con mucha celeridad y nos explicaron y trataron muy bien, informándonos de las pruebas que iban saliendo rápidamente.

En fin, que ser madre tiene muchos, muchísimos momentos preciosos, pero ayyyyy cuando nos toca un momento de estos.... se nos parte el alma

Un beso,
Anabel de mimamita.

2 comentarios:

  1. ¡Vaya susto! Yo recuerdo perfectamente la profunda tristeza que sentí la primera vez que Germán tuvo una gastroenteritis con bastante fiebre. Estaba tan decaído que no era capaz de soltarlo de mis brazos...

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  2. Pobrecito...menos mal que todo terminó bien. La verdad es que se pasa muy mal...ahora mismo jugando Érika con una escoba de juguete se ha hecho un corte en el cielo de la boca...ainss qué penita el llanto.

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